Hace tiempo me atraía la idea, pero ahora siento que es el momento. La gente me pregunta ¿porqué? ¿para qué?; sencillamente, no lo sé, como tampoco sé si llegaremos o no, solo sé que debo hacerlo, es mi oportunidad, nuestra oportunidad.
Nuestra mochila está preparada siguiendo los consejos de los que lo hicieron antes que nosotras y nuestros nervios están a flor de piel. No hay reservas de alojamientos y 160 Km de aventura nos esperan con los brazos abiertos.
Nuestro destino físico: la tumba, no la nuestra, la de Santiago. No tenemos nada que pedirle, si acaso saludarle y hacernos un selfie con él; incluso es posible que por el Camino encontremos el Milagro del que tanto hablan los peregrinos.
Quizás lloraremos, y eso es bueno porque nos ayudará a recuperar la voluntad que hayamos perdido en el día a día ya que dicen que el Camino es duro, muy duro. Pensaremos, mucho, sobre todo en los silencios. Aprenderemos solidaridad con el que sufre y amistad con quien comparte. Visitaremos un puñado de lugares llenos de cultura y alejados de la autovía, disfrutando con un ritmo sosegado y bañado por fresco vino de esa tierra. Perderemos algún kilito que nos sobra. Nos acercaremos más la una a la otra, para lo bueno y para lo malo. Y… al final … ¡Ójala lleguemos al destino! Y obtengamos la Compostela y nuestra credencial se adorne con sellos de todos los lugares al paso. No lo sabemos. Solo sabemos que mañana comienza, no cuando termina. La suerte está echada.
Nos vemos a nuestra vuelta.
¡¡ Buen camino, peregrinas !!
Nuestra mochila está preparada siguiendo los consejos de los que lo hicieron antes que nosotras y nuestros nervios están a flor de piel. No hay reservas de alojamientos y 160 Km de aventura nos esperan con los brazos abiertos.
Nuestro destino físico: la tumba, no la nuestra, la de Santiago. No tenemos nada que pedirle, si acaso saludarle y hacernos un selfie con él; incluso es posible que por el Camino encontremos el Milagro del que tanto hablan los peregrinos.
Quizás lloraremos, y eso es bueno porque nos ayudará a recuperar la voluntad que hayamos perdido en el día a día ya que dicen que el Camino es duro, muy duro. Pensaremos, mucho, sobre todo en los silencios. Aprenderemos solidaridad con el que sufre y amistad con quien comparte. Visitaremos un puñado de lugares llenos de cultura y alejados de la autovía, disfrutando con un ritmo sosegado y bañado por fresco vino de esa tierra. Perderemos algún kilito que nos sobra. Nos acercaremos más la una a la otra, para lo bueno y para lo malo. Y… al final … ¡Ójala lleguemos al destino! Y obtengamos la Compostela y nuestra credencial se adorne con sellos de todos los lugares al paso. No lo sabemos. Solo sabemos que mañana comienza, no cuando termina. La suerte está echada.
Nos vemos a nuestra vuelta.
¡¡ Buen camino, peregrinas !!